Paisaje de vides, bosques y eremitas. La Ribeira Sacra te cautivará. Si es la primera vez que la visitas estos son los lugares que te recomendamos para empezar a conocerla.
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La Ribeira Sacra
La Ribeira Sacra es uno de esos paraísos interiores que esconde Galicia. Abarca 20 municipios ubicados entre el Sur de la provincia de Lugo y el norte de la de Ourense, a las orillas de los ríos Miño y Sil. Uno de sus grandes atractivos es el Cañón del Sil, un espectacular entorno donde el río serpentea entre grandes paredes de piedra, viñedos casi perpendiculares y una fauna y flora impresionantes.
La orografía de laderas escarpadas y espesos bosques atrajeron a comunidades monásticas desde comienzos del cristianismo, de tal forma que esta tierra ya se conoce como «Rivoyra Sacrata» o Ribeira Sacra en el siglo XII. Aunque hay quien atribuye el nombre al vocablo latino «robur» (Roble), importante árbol para las antiguas culturas celtas.
Por eso otro de sus reclamos turísticos son monasterios, iglesias y otras edificaciones religiosas que se esparcen por ambas riberas. Se trata de uno de los enclaves de Europa con más ejemplos de arquitectura románica de carácter rural.
Monasterios como Santo Estevo, San Pedro de Rocas o Santa Cristina son grandes ejemplos de esta riqueza arquitectónica. Pero si nos remontamos mucho antes en el tiempo también encontraremos vestigios de civilizaciones neolíticas y romana.
La riqueza natural de la Ribeira Sacra es espectacular. Ofrece la posibilidad de realizar rutas fluviales, descubrir antiquísimos cenobios y rincones de eremitas, contemplar cañones desde elevados miradores, paladear vinos de origen romano y disfrutar de senderos de naturaleza exuberante.
La leyenda sobre el origen de la Ribeira Sacra
La historia de la Ribeira Sacra se remonta a miles de años atrás. De hecho, una leyenda mitológica de origen romano atribuye el origen de los cañones del Sil y el Miño a un pasional enfrentamiento entre el dios de dioses, Júpiter, y su esposa, la diosa Juno. Según la leyenda, Júpiter se enamoró de esta tierra y decidió poseerla, atravesándola con un río y transformándose él mismo en agua para acariciar hasta el último recodo del paraje.
Juno no quería compartir el amor de su marido y, para alejarlo de tan hermosa rival, utilizó su poder para abrir una profunda herida en ella. Los celos de la diosa fueron tan intensos que la cicatriz dio lugar a los actuales cañones de la Ribeira Sacra, que en algunos puntos alcanzan los 300 ms de profundidad.
La realidad es que este paisaje se debe a un antiquísimo fenómeno sísmico de fallas de fractura que desgajó el terreno dándole la forma de cañón.
Día 1. Ribeira Sacra y Santo Estevo
En nuestro viaje a la Ribeira Sacra (realizado en mayo de 2020, nada más salir del estado de alarma) nos centramos en la ribera ourensana. Tres días no son suficientes para poder disfrutar de todas las maravillas que nos ofrece el lugar, pero sí para llevarnos una gran experiencia. Y sobre todo, muchas ganas de volver y seguir descubriendo sus secretos.
Entramos a la provincia de Ourense cruzando uno de los puentes que se construyó a mediados del siglo pasada para dar servicio a la presa que se estaba levantando: La presa de Santo Estevo que fue una de las más modernas de Europa en su época. A su alrededor se crearon infraestructuras, poblados, servicios que dieron vida al lugar y ahora sirven como reclamo turístico.
Aunque las distancias en esta zona no son muy grandes, las carreteras son estrechas y con muchas curvas por lo que hay que ir con cuidado.
Más abajo encontrarás una guía para visitar la Ribeira Sacra en 2 o 3 días. Pero si lo que te gusta es verlo y escucharlo, aquí tienes nuestro vídeo resumen sobre la Ribeira Sacra.
El embalse y la presa de Santo Estevo
Uno de los primeros lugares en el que nos paramos a disfrutar del paisaje fue la Presa de Santo Estevo. Está situada sobre el cauce del río Sil entre las provincias de Lugo (Sober) y Ourense (Nogueira de Ramuín).
Fue construida entre los años 1945 y 1957 por la compañía Saltos del Sil S.A. (hoy incluida dentro de Iberdrola). Se proyectó como la mayor central hidroeléctrica de Europa en su momento, siendo la primera presa de arco-gravedad de España. Tanto por sus dimensiones, como por sus características técnicas y de diseño puede considerarse un hito en la ingeniería de la época que se mantiene vivo hoy en día.
En el año 2012 se finalizó la construcción de la central subterránea de Santo Estevo II formando, junto con la antigua (Santo Estevo I), el mayor complejo hidroeléctrico de Galicia. Actualmente genera energía renovable y libre de emisiones para más de 285.000 hogares.
El proyecto original de la presa conllevó la construcción de vías de transporte y pueblos alrededor del embalse y que hoy se pueden visitar.
Una de las infraestructuras más interesantes, y que se puede contemplar no muy lejos del embalse, es el Plano Inclinado nº 1 de la Presa. Su construcción empezó en 1946 para servir de vía de comunicación entre los almacenes y viviendas de los trabajadores en el poblado de A Rasa y la zona de construcción de la presa.
Estaba inspirado en el funicular de Monte Igueldo de San Sebastián y salvaba 260 m de desnivel a lo largo de más de 500 m de longitud con una pendiente del 57%. Incluía un cruce en el medio que permitía el tránsito de dos vagonetas a la vez.
Paralelamente, en 1947, se construyó un puente sobre el río Sil que comunicaba la estación de ferrocarril de Santo Estevo do Sil con el poblado, convirtiéndose en el primer acceso rodado al cañón del Sil. Por él transitamos poco antes de llegar al embalse.
El Parador de Santo Estevo
Como era un viaje especial, decidimos pernoctar en el Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil. Restaurado y convertido en Parador de Turismo en 2004. Un lugar al que teníamos muchas ganas de ir después de haber leído el libro El bosque de los cuatro vientos de María Oruña. Fue nuestra luna de miel (teniendo en cuenta que era mayo 2021 y el covid seguía pululando casi sin control). Y la verdad que no nos arrepentimos lo más mínimo.
El paraje en el que está enclavado es espectacular, en el corazón de la Ribeira Sacra. Las 77 habitaciones del parador mezclan historia y modernidad. Tuvimos la oportunidad de probar las de nivel Superior (que llevan nombres de antiguos reyes y obispos) y las Estándar, y cualquiera de ellas cuenta con una calidad y detalles increíbles.
Las de nivel Superior son más grandes y tienen vistas al río o a la fachada del edificio. La Estándar que probamos nosotras tenía vistas al literario y mágico bosque. Y nos encantó.
El desayuno (que se sirve en la cafetería del Claustro de Os Cabaleiros) es tipo buffet. Abundante, delicioso y muy variado.
También dispone de un restaurante de reconocido prestigio. El comedor principal ocupa una estancia con techos altos donde antes se ubicaban las cuadras del monasterio. Su gastronomía se basa en la cocina típica gallega, destacando el caldo y cocido gallego, el lacón con grelos, el pulpo, la ternera, la anguila y la trucha. Además de una bodega bien surtida.
Pero si lo que os interesa es pasar todo el día por los senderos y rutas, se puede solicitar el picnic. Lo hay de diferentes tamaños y podemos asegurar que es muy rico y con productos de calidad.
Otras de sus estancias y servicios son un moderno spa, seis salones de distintas capacidades para convenciones o eventos, y parking para 70 vehículos.
Booking.comEl Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil.
El Parador sigue manteniendo su esencia monacal y además de alojamiento está lleno de historia e historias.
Museo
El monasterio de Santo Estevo es uno de los más importantes de Galicia, y un gran museo que puedes visitar (aunque si no estás hospedado no podrás acceder a algunas zonas). La reforma realizada para convertirlo en Parador ha creado un ambiente perfecto entre el turismo y la quietud y el silencio de un valle recóndito.
La primera tarde disfrutamos de un paseo descubriendo salas, pasillos, claustros, estancias y exposiciones. Además durante el recorrido te vas encontrando con carteles informativos para que no perderse detalle. Lo que más nos gustó fue el salón Quitapesares (antigua enfermería) con su balcón con vistas al río donde puedes tomarte algo disfrutando del paisaje. Uno de los lugares con más encanto del monasterio.
Y por la noche, la iluminación de los pasillos y claustros crea una atmósfera increíble que nos transporta a pasadas épocas del edificio.
Historia y construcción
Su origen eremítico se remonta al siglo VI y está relacionado con San Martín Dumiense, el «Apostol de los suevos», aunque no hay mucha documentación al respecto. En el año 921, Ordoño II lo cedió al abad Franquila, quien lo restauró, comenzando así su etapa de esplendor como monasterio benedictino masculino.
Fue, desde el siglo XII, el principal cenobio de la Ribeira Sacra. La mayor parte del edificio es de la edad moderna aunque tiene trazas románicas, góticas, renacentistas y barrocas.
De su época medieval sólo se conserva el primer piso del Claustro de Os Bispos (los Obispos) que es de estilo románico. Fue construido en el siglo XIII con una sola planta y cubierta de madera. En el XVI se le añade otro nivel, de estilo gótico, y la cubierta con bóvedas de crucería. Fue reforzado con contrafuertes y, en el XVIII, se sustituyó parte de la cubierta dañada.
En el siglo XVI, después del gran incendio de 1562, se inicia un proceso de transformación que culmina con la construcción de los dos claustros renacentistas: el Claustro de Os Cabaleiros (o de A Portería) y el Claustro de O Viveiro (o Pequeno).
El claustro do Viveiro albergaba antiguamente una fuente que ocupaba todo el patio. Allí se conservaban salmones, sábalos, lampreas, anguilas y truchas que se traían vivas del Sil y del Miño. De esta forma, en el monasterio siempre había pescado fresco.
El claustro dos Cabaleiros es uno de los de mayor envergadura de Galicia. Se le conoce así porque en sus celdas se alojaban los nobles que visitaban el monasterio. Luego albergó a los colegiales que acudían a Santo Estevo cuando se convirtió en Colegio de Artes, en el siglo XVI. Aquí se formaron monjes como el conocido el padre Feijoo.
En la fachada, de estilo barroco, tenemos varios elementos peculiares. Una puerta del siglo XVIII por donde se entra al Parador. Sobre ella un balcón y el escudo del reino con el águila bicéfala. Al lado de la puerta cuatro columnas (dos a cada lado) que custodian las imágenes de San Benito y Santo Estevo, y los escudos del monasterio con las nueve mitras, y el de la Orden Benedictina.
Otros lugares especiales son los salones y la cocina que aún conserva la gran lareira en el centro y otros elementos como pilas que disponían de agua corriente.
La leyenda de los 9 anillos.
El escudo del monasterio con las nueve mitras hace referencia a los nueve obispos santos que, escapando de los sarracenos, eligieron este lugar para retirarse durante los siglos X y XI. En su honor fue construido en 1220 el Claustro dos Bispos.
Este hecho hizo de Santo Estevo lugar de peregrinación. Hasta aquí acudían los fieles en busca de un milagro y se lo pedían a los obispos santos yacentes, ante el cofre de plata que contenía sus nueve anillos.
Entre las curaciones atribuidas a los anillos figura una niña ciega de nacimiento que recuperó la vista y la de un hombre que llevaba postrado en cama más de un año. En el siglo XV, los restos de los obispos fueron desenterrados y depositados en nueve urnas, que se conservan en los laterales del altar mayor de la iglesia.
Durante siglos los nueve anillos permanecieron desaparecidos y se consideraban más leyenda que realidad. María Oruña relató en El bosque de los cuatro vientos la leyenda y cómo el personaje comenzaba la búsqueda de estos anillos perdidos. Curiosamente, pocos meses después, la restauradora Vania López y Camilo Salgado, durante la restauración del templo encuentran cuatro de ellos en una bolsa escondida. A veces la realidad supera a la ficción.
Hace poco en la BBC sacó un pequeño reportaje sobre el hallazgo.
La huerta y el bosque de los cuatro vientos
En la cafetería del Parador hay una puerta que te lleva al bosque y a lo que era el huerto privado del monasterio, pero esta zona amurallada esconde mucho más. Antiguas canalizaciones que llevaban agua corriente al edificio, los restos (incluida una gran chimenea) de la panadería que se hizo independiente para evitar incendios, la base circular de un castro del siglo I, el recinto donde los monjes cultivaban sus hierbas y productos y, sobre todo, una paz y tranquilidad que te transporta a aquellos siglos de vida monástica.
La huerta de Santo Estevo estaba justo al lado de la cocina y contaba con una área grande destinada exclusivamente al cultivo de especias y hierbas medicinales. Con ellas el boticario del convento preparaba medicinas y ungüentos.
Y coronándolo todo el Alto de Santo Estevo. Un lugar sagrado, el punto más alto del Monasterio, donde tiene lugar el encuentro de los cuatro vientos, donde la leyenda habla del Ritos Antiguos, donde tiene lugar el encuentro con la humildad. El punto exacto que inspiró la novela El bosque bosque de los cuatro vientos.
En el siguiente enlace tienes el recorrido (con vídeo incluido) por el bosque del monasterio.
La iglesia
La iglesia anexa es otra belleza arquitectónica que, desgraciadamente en nuestra estancia, estaban restaurando y no pudimos visitar.
Es uno de los ejemplos más interesantes del románico rural gallego. Está situada en la plaza de acceso al monasterio. En su entrada hay un pequeño cementerio parroquial.
Tiene su origen en el siglo XII. Sin embargo, su fachada y las dos torres-campanario son barrocas (siglo XVII). Dos grandes contrafuertes flanquean la portada donde destacan un puerta adintelada y un óculo que ilumina el interior y que conserva aún la decoración románica. En la parte superior un pequeño frontón alberga la imagen de Santo Estevo.
El interior es de planta basilical con tres naves y tres ábsides semicirculares con bóvedas de crucería de diferentes estilos. Una de las piezas más interesantes que alberga es el «Retablo Pétreo» en el que se representan los doce apóstoles y, en el centro, Cristo en actitud de bendecir. También son de interés los retablos.
Luintra
A menos de 10 minutos en coche desde el monasterio se encuentra Luintra, capital del municipio de Nogueira de Ramuín. En ella puedes encontrar los principales servicios: farmacia, banco, etc. Además de bares y restaurantes donde comer, cenar o tomarse algo. Destaca entre ellos el Restaurante O campanario, en un lateral de la gran plaza en torno a la que se organiza el pequeño pueblo.
En el centro de dicha plaza podemos admirar la iglesia parroquial de Santa Eulalia, construida en los años 70 del pasado siglo y también la fuente con el Afilador.
El afilador
El afilador es una figura clave de la provincia de Ourense y especialmente de Nogueira de Ramuín. Este municipio es famoso por aportar una gran cantidad de afiladores a lo largo de la historia.
La estatua del Afilador, que adorna la fuente, fue realizada por el escultor Buciños. Rememora la importancia de estos hombres que recorrían toda Galicia, España e incluso Europa afilando y arreglando objetos (cuchillos, paraguas….) con su característica rueda y su chifre, o sílbato. De hecho, fueron tan numerosos y tan rica su cultura que tenían una jerga propia, el barallete, con casi mil términos. De hecho, se considera el argot gremial más rico de España.
Día 2. Catamarán, historia y spa
Tras un delicioso desayuno con vistas al Claustro de Os Cabaleiros y recoger nuestro picnic, pusimos rumbo a uno de los lugares más interesantes de la Ribeira Sacra, el Cañón del Sil, los fiordos gallegos.
El Cañón del Sil
El Cañón del Sil es la frontera natural entre las provincias de Ourense y Lugo y el epicentro de la Ribeira Sacra. Una Zona de Especial Protección de los Valores Naturales e incluida en la Red Natura 2000. Discurre a lo largo de unos 15 kilómetros del río con desniveles que varían entre los 300 y los 500 metros de profundidad.
Son muy características, en este espacio, las laderas con «socalcos», donde se cultiva la vid. Las terrazas de la Ribeira Sacra constituyen un gran ejemplo de fusión entre la obra del hombre y la naturaleza. Esta forma de aprovechamiento del espacio llega hasta nuestros días desde la época del imperio romano.
Fauna, flora y un clima entre atlántico y mediterráneo que, además de ofrecernos una gran variedad de vegetación y árboles, crea un microclima único. Con pocas lluvias que se condensan en invierno, temperaturas suaves y la característica niebla matinal.
Los amantes de la naturaleza pueden disfrutar de especies rapaces de especial protección como el águila y el búho real; así como ginetas, lobos, jabalíes, nutrias, corzos… Y de robles y castaños, tan típicos de Galicia, pero también encinas, frutales, abedules, alcornoques…
En Catamarán por el Cañón del Sil
Una de las mejores atracciones para conocer el cañón y disfrutar del maravilloso paraje que el río nos regla, es navegar por el embalse en catamarán. No dudamos en apuntarlo como prioridad en nuestro viaje.
Salimos del Embarcadero de Santo Estevo, justo al lado de la presa, e hicimos el recorrido con Viajes Hemisferios en el barco Aqua 2. Los billetes se pueden contratar en su web y son super atentos para aclarar cualquier duda o dar información.
El viaje en catamarán duró aproximadamente una hora y media y durante el recorrido nos acompañó un guía que nos amenizó con detalles sobre el lugar, sitios de interés, curiosidades, leyendas… Descubrimos figuras de piedra con formas muy peculiares, playas fluviales, miradores, fauna, flora…
Una de las sorpresas que nos depara el viaje por el río es el cultivo de la vid en pendiente. La Ribeira Sacra es tierra de vinos desde la época de los romanos que, además de aprovechar estas aguas para minar el oro, también introdujeron el cultivo de la vid. Aunque no fue hasta la llegada de las órdenes monásticas, cuando se convirtió en importante fuente de ingresos. Trajeron nuevas técnicas de cultivo y también nuevas variedades de uva.
El escarpado terreno de las plantaciones que se mantiene hoy en día, es uno de los principales reclamos turísticos y también un factor distintivo que convierte a los vinos de la Ribeira Sacra en especiales y exclusivos.
Ver esas laderas con vides entre las piedras, con pendientes que superan en algunos casos el 85% y que en determinadas zonas, como el viñedo de Cividade, sólo se puede acceder en barco, es un espectáculo, especialmente en época de vendimia.
Sin duda un viaje que no te puedes perder.
Los miradores de la Ribeira Sacra
Durante el recorrido en el catamarán divisamos varios miradores en lo alto del los acantilados. Por todo el Cañón del Sil encontramos numerosos lugares estratégicos para disfrutar de los impresionantes paisajes y el peculiar recorrido del río.
Unos más accesibles que otros, más conocidos, con buenas o mejores vistas… Cualquiera de ellos te sorprenderá. El de Cividade, da Columna, Vilouxe, Balcones de Madrid, Boqueiriño, Pe do home, el mejor banco de la Ribeira Sacra… Hay para todos los gustos, aunque, igual que pasa con los senderos, en algunos casos se echa de menos una mejor señalización.
Destacaremos el de Cabezoás por ser uno de los más accesibles. Está ubicado en la la carretera que comunica Parada de Sil y el monasterio de Santo Estevo. Nos gustó mucho su construcción metálica que sobresale sobre el borde del acantilado y que da unas vistas sobrecogedoras del río.
Suma puntos por su accesibilidad para personas con movilidad reducida y por los carteles informativos sobre los lugares destacados del horizonte, la fauna y la flora.
[A finales de 2021 se están realizando obras de mejora por lo que podría estar cerrado durante algunas semanas.]
El Bambán do Solpor
Después de un paseo en coche por la carretera que bordea el cañón nos fuimos a comer a un lugar muy especial. El Bambán do solpor (columpio del atardecer, en gallego).
El Bambán do Solpor, es un balancín de madera ubicado sobre una gran roca y desde el que se tienen unas vistas espectaculares del río Sil. Está muy cerca del campo de fútbol de Nogueira en la carretera que une la aldea de Moura con Luíntra.
Un lugar ideal para tomarse un descanso, comer, relajarse… Y sobre todo hacerse unas cuantas fotos. Además está justo al lado de la carretera que divide en dos el parque de las mámoas. Un elemento moderno que acompaña a la bonita estampa neolítica.
Las mámoas de As Cabanas
En la Ribeira Sacra hay vestigios de civilizaciones neolíticas, celtas… Uno de los que pudimos disfrutar fue la Necrópolis o Mámoas de As Cabanas o da Moura (por la parroquia donde se ubica).
Son siete enterramientos funerarios formados por piedras que conviven con otros elementos megalíticos cincelados por el viento. En una llanura a 600 metros de altitud donde, curiosamente la mayor vegetación (flores y coloridas plantas) se encuentra rodeando los túmulos funerarios. El resto es monte bajo.
La necrópolis se remonta al Neolítico (entre el 3500 y el 2000 a.C.). Fue construida por los primeros pueblos agricultores y pastores que se establecieron en la zona y era donde enterraban a los miembros de su clan con los correspondientes ajuares.
Las siete tumbas están separadas unas de otras más o menos a la misma distancia en un gran espacio abierto. Constan de una cámara funeraria de piedra (anta o dolmen) y el túmulo. Además estaban cubiertas por una capa de tierra y reforzadas con más piedras. Parte de esa cubierta ya no está actualmente.
Para comprender mejor el entorno, existen varios carteles que ayudan a la localización e informan sobre el proceso de construcción, cronología y otras curiosidades y leyendas que aún perduran hoy en día.
Se puede pasear por el entorno e incluso por encima de las piedras ancestrales, aunque algunas están aún tapadas por maleza y cerradas con vallas para que no se pueda acceder. Es una gran experiencia conectar con el pasado. Una mágica energía sigue aún presente en el lugar.
Tarde de relax y Spa
En el camino de vuelta al Parador nos encontramos con un pequeño campo de fútbol donde aparecen dos graffitis muy interesantes, especialmente el del Afilador. Figura de la que ya hablamos antes.
A media tarde llegamos al Monasterio y nos preparamos para una tarde de relax: masajes y sesión de spa. De hecho, en Santo Estevo está uno de los mejores spa del momento y durante la semana o determinadas fechas puedes disfrutar descuentos en diferentes tipos de masajes y tratamientos de belleza.
¡Qué maravilla y qué relajación! Unas instalaciones modernas donde disfrutamos de muy variados tratamientos por libre: chorros, ducha de sensaciones, pediluvio, piscinas de contrastes, sauna, baños de sol… Lo mejor de todo, el jacuzzi con espectaculares vistas al bosque
Un consejo, si quieres disfrutarlo resérvalo con antelación porque, sobre todo en fines de semana y temporada alta, está muy solicitado.
Día 3. Monasterios de la Ribeira Sacra
El tercer día lo dedicamos a los monasterios. Hay muchas edificaciones religiosas en la Ribeira Sacra pero este viaje nos centramos en tres. El ya mencionado de Santo Estevo de Ribas de Sil, San Pedro de Rocas y Santa Cristina.
Remontándonos siglos atrás disfrutamos de las peculiaridades de cada uno. Diferentes pero llenos de misticismo y rodeados de naturaleza. Cosa que agradecimos después de tantos meses de confinamiento y restricciones.
San Pedro de Rocas
San Pedro de Rocas, en el municipio de Esgos, es uno de los monumentos cristianos más antiguo y singular de Galicia e incluso de Europa. Declarado monumento histórico-artístico en 1923.
Para llegar al lugar, hay que transitar por unas pistas llenas de vegetación a ambos lados que parece que nos transportan a un lugar mágico.
Las primeras noticias de San Pedro de Rocas datan del siglo VI pero se sabe que antes ya vivían en esta zona algunos eremitas que posteriormente decidieron crear una comunidad.
La iglesia es la estrella del lugar. En su construcción se utilizaron tres capillas eremíticas horadadas en la roca. Encontramos también varias tumbas antropomórficas igualmente talladas en la piedra que se descubrieron en una reforma en 1978 al levantarse el empedrado que las cubría.
En el siglo XII, la iglesia toma la forma que contemplamos hoy en día aunque la fachada actual es del s. XIX. Conserva unos frescos únicos de la época medieval: el Mapamundi de los Beatos, que muestra la dispersión de los apóstoles de Cristo para predicar el cristianismo. Debido a medidas de conservación, ahora no se puede acceder, aunque si podemos ver una reproducción en el Centro de Interpretación de la Vida Monástica de la Ribeira Sacra.
También para protegerlo, el altar original del tempo, del siglo VI, se conserva en el Museo de Ourense.
El templo se compone de tres naves con igual número de capillas en semicírculo a las que llega una tenue luz natural a través de una abertura en la roca. El suelo está cubierto de sepulcros, muchos de ellos excavados en la roca.
Otro punto de interés es su campanario en espadaña, construido en 1460, y situado encima de una gran roca que fue agujereada para crear un arco de paso. Al campanario se puede subir por unas escaleras excavadas en la propia piedra. Desde lo alto tenemos unas vistas increíbles.
Anexo a él encontramos un cementerio del siglo XIX que ahora está abandonado. Y si bajamos por un sendero llegamos a la fuente de San Bieito (de San Benito). Peculiar por su incrustación en la naturaleza y por que, según la tradición, su agua cura las verrugas. Alrededor existen diferentes zonas naturales para recorrer.
El complejo monástico cuenta con una casa prioral, que desde 2007, se ha convertido en el Centro de Interpretación de la Vida Monástica de la Ribeira Sacra. Es un edificio de planta cuadrangular de piedra granítica con cantería lisa y balcones en sus esquinas delanteras. Fue construida a finales del siglo XVII en el lugar donde se erigía el antiguo monasterio destruido por un incendio.
Centro de interpretación de la Ribeira Sacra y la vida monástica.
Antes de acceder a la parte más llamativa del conjunto de San Pedro de Rocas, nos encontramos con el Centro de Interpretación de la Ribeira Sacra y la vida monástica. Un lugar de imprescindible visita para conocer la historia de la zona. La entrada es gratuita para todo el conjunto.
En todas los carteles explicativos nos acompañará un simpático personaje llamado Fray Bieito. Y además podremos realizar varias actividades interactivas. Ideal para visitar con niños.
La exposición se divide en varios espacios temáticos que se distribuyen en dos plantas. Comenzamos por la superior donde nos encontramos con Leyendas y tradiciones. Descubriendo y redescubriendo celebraciones, músicas, cantares de oficios, fiestas, rituales, personajes…
En la zona sobre Los oficios artesanos de la Ribeira Sacra se recuperan y ponen en valor oficios tan importantes como casi olvidados: afiladores, barquilleros, alambiqueros, alfareros… Es una de las salas más interactivas en las que podemos montar puzles enormes con los oficios, descubrir los utensilios, escuchar sonidos…
Una tercera área se encarga de contarnos la historia del vino en estas tierras: desde los romanos, pasando por la especialización de los monjes hasta la D.O. Ribeira Sacra de hoy en día. También nos muestra los diferentes procesos por donde pasa la uva para convertirse en bebida: plantación, injertos, poda, fertilización, tratamientos, vendimia…
Otra zona nos muestra la vida monástica en la Ribeira Sacra. Un recorrido desde los primeros eremitas a las comunidades. Cuáles fueron las órdenes más importantes (benedictinos y cistercienses), cómo se organizaban los monasterios, sus trabajos, su arquitectura, su legado literario y económico… Incluso podemos ver la recreación de una celda de los antiguos benedictinos que vivieron en este monasterio.
Y por último toda una zona dedicada a los paisajes, la naturaleza y el origen geológico de la Ribeira Sacra.
Santa Cristina de Ribas de Sil
El Monasterio de Santa Cristina, ubicado en Parada de Sil, conserva otro tipo de estructuras diferentes al de San Pedro de Rocas. Empezando por un camino medieval que nos lleva desde el aparcamiento y la oficina de recepción de turistas al conjunto de edificaciones. También hay una rampa y escalones. La entrada es de 1 euro por persona.
La iglesia vacía por dentro, a excepción de un altar de nueva factura (de madera y ara de mármol blanco), conserva algunos restos de pintura ornamental y frescos muy interesantes del siglo XVI con imágenes de santos. Tiene una sola nave con tejado a dos aguas que se cierra con una triple cabecera y cubierta abovedada.
La fachada es sencilla. Destaca en la portada la triple arquivolta sostenida por columnas que terminan en capiteles decorados con motivos vegetales y un artístico rosetón románico.
En la zona del monasterio encontramos un claustro curioso ya que solo tiene dos alas haciendo un ángulo recto. Se accede por una interesante puerta con arco románico. Posiblemente los avatares económicos no permitieran más dispendio en la construcción. De hecho, se cree que aquí vivió una comunidad pequeña que no llegaba a los 12 monjes.
En los carteles se explica cómo se han ido restaurando parte de las estancias y de la torre que curiosamente hacía las veces de campanario y de vigía. Es uno de los elementos más peculiares del monumento y único ejemplar del estilo protogótico gallego (siglo XIII).
En la visita se pueden ver cómo eran las dependencias, pero sin ningún tipo de elemento extra. Hay dos pisos y en una de las paredes están incrustadas antiguas lápidas que se supone que reutilizaron en alguna restauración. Interesante es la balconada que da hacia el río en el piso superior y que que pertenecía a las dependencias del Abad. Igual que en el caso de San Pedro de Rocas, el entorno ofrece una vegetación espectacular de castaños centenarios que anima a perderse por los alrededores.
La primera referencia sobre el Monasterio de Santa Cristina data del siglo IX. Pertenecía a la regla de San Fructuoso. En el siglo X adopta la de San Benito y en 1517 es anexionado por el monasterio de Santo Estevo. Es entonces cuando se lleva a cabo la gran remodelación que le dio al claustro un estilo neoclásico manteniendo ciertos rasgos anteriores.
Con el fin de la vida monástica, en el siglo XIX, la mitad del edificio pasó a a manos particulares. A finales del siglo XX y principios del XXI, se han realizado trabajos de conservación para facilitar las visitas, mejorar la accesibilidad y dar valor al conjunto.
Rutas de Santo Estevo
La última tarde la dedicamos a recorrer algunas de las rutas que rodean el Monasterio / Parador de Santo Estevo.
Se halla inmerso en un bosque caducifolio de robles, castaños, abedules y laureles, algunos de hasta 250 años de antigüedad. Perderse por ellos es trasladarse a otra época.
Hay tres sendas de Santo Estevo muy interesantes, aunque advertimos que la señalización escasea un poco.
Una de las rutas, la de Penedos do Castro nos lleva por varias edificaciones de diferentes épocas (casa de los Condes de Bustavalle, casa del Cirujano, casa de la Audiencia con calabozo) hasta Penedos do Castro, una fortificación de la Edad de Hierro convertida en Mirador. Finaliza en Paradela.
Otra, la Ruta dos Muíños, nos lleva a descubrir antiguas canalizaciones que llevaban agua al monasterio, un Sequeiro de castañas donde se deshidrataban para conservarlas, y molinos de agua.
La tercera, la Ruta de San Xoán de Cachón, es la más larga y hace un recorrido circular para ver la capilla y la casa del Notario.
La verdad es que por toda la Ribeira Sacra hay multitud de sendas para caminar, hacer en bici, a caballo. La naturaleza es la protagonista y de hecho, las carreteras son zigzagueantes y bastante estrechas pero rodeadas de tanta vegetación que no importa el tiempo del trayecto sino disfrutar del mismo.
Mucho más por descubrir en la Ribeira Sacra
En definitiva, fueron tres días que disfrutamos de la Ribeira Sacra pero nos quedaron muchísimas más cosas por ver. Intentamos tomarnos este viaje en plan “relax” así que la visita al spa y masaje, la tranquilidad de los paseos por los monasterios, varias visitas al Bosque de los Cuatro vientos, el sabroso picnic que nos dieron en Santo Estevo que disfrutamos en el Bambán do solpor… Momentos de silencio, de tranquilidad, de respirar aire puro.
Libros interesantes sobre la Ribeira Sacra
Una guía de viaje y dos novelas sobre este maravilloso lugar.